La emperatriz de los helados comienza así:
Para enfriar el vino: coger un bloque de hielo o nieve bien compacto; cortarlo y aplastarlo hasta reducirlo a polvo, desmenuzándolo a voluntad. Colocarlo en un cubo de plata e introducir la garrafa hasta el fondo.
El libro de los helados
Es costumbre, en escritos como en el que estoy a punto de embarcarme, empezar describiendo las circunstancias del nacimiento de su autor y, por consiguiente, invocar la autoridad legítima en virtud de la cual se otorga el derecho de dirigirse al lector (ya que su situación en la vida y sus éxitos y muchas otras cosas dependen intrínsecamente del lugar que ocupa en la sociedad).
¡Ay! Pero yo no puedo presumir de nada de eso, porque mis orígenes son humildes y la educación que recibí, muy deficiente.
Creo que no tendría más de siete u ocho años cuando Ahmad, el persa, me separó de mi familia. Lo único que recuerdo de la isla donde vivían mis padres es que los bosques de almendros se volvían blancos en primavera, como la nieve que cubría la cima del volcán que se alzaba sobre ellos y el color verde del mar donde pescaba mi padre. Era el mismo mar en el que navegaban los barcos como el que trajo a Ahmad, que buscaba a un muchacho que trabajara para él. Al vernos a mi padre y a mí reparando las redes, habló con mis progenitores de la maravillosa vida que podría tener, de la grandeza de Florencia y de la fastuosa corte en la que viviría. A partir de ese día estuve al servicio de un señor cruel y caprichoso. No, no me estoy refiriendo a Ahmad; él, aunque severo, no era peor que muchos otros. No, el señor que me trataba con tanta dureza era el mismísimo hielo.
Capella, Anhtony (2015). La emperatriz de los helados. Duomo Ediciones.
Carlo Demirco tiende la mano al lector para que le acompañe a lo largo de una deliciosa novela.
Anthony Capella entreteje el amor, el poder y el arte de los helados en una historia para degustar con los cinco sentidos.
La emperatriz de los helados es una novela para saborear página a página, por ello desde aquí queremos dejar que seas tú el que la descubras poco a poco.
¿Cuál es tu helado favorito?