Solo el silencio nos vuelve capaces de decir algo inaudito.
Byung-Chul Han plantea cuestiones y busca respuestas. Es un filósofo a la antigua, no es un recolector de ideas ajenas actualizadas. En Vida contemplativa quiere repensar el modelo imperante, desde la palabra, desde su objeto. Las palabras en ocasiones son débiles y otras son robustas como el mármol. Para Byung-Chul Han la actividad frenética a la que somos sometidos va en contra de la esencia humana: la contemplación.
Si hoy ninguna revolución parece posible, tal vez sea porque no tenemos tiempo para pensar.
Contemplar es no hacer, no producir y no consumir, es dejar a la naturaleza que siga su curso sin intervención humana. Hoy en día gusta el no hacer para consumir, para el autor, el consumo forma parte de la actividad frenética asociada a la sociedad de nuestro tiempo. Para Reed Hastings fundador de Netflix, dormir es su peor enemigo. La propia naturaleza humana, la misma humanidad va en contra del ego social, del yo en mayúsculas.
En el Raja-yoga desprendernos del ego y vaciar la mente es la meta. ¿Es contemplar algo parecido? Podemos vincular el no ser, el no producir, con la raíz común o simplemente ambos abogan por una parada, un contemplar sin más, dejar hacer a la naturaleza y despertar del letargo frenético.
La inactividad es, pues, el umbral de un hecho inaudito. Es la puerta para la creación. Tan solo podemos crear en ausencia de ruido, es el lugar de la fantasía y del sueño.